Lámpara Messier 31 Andrómeda

Deambular por las calles de Concepción con el fascinante manto de estrellas de una noche de verano, propone constantemente fijar proyectos impensados de formas, estilos y técicas por descubrir.
Desde este punto de vista no es tan solo escudriñar en la rumas de basura desordenada que decoran la ciudad todos los días reflejando nuestros hábitos de consumo (era marranoica), más bien son objetos prefabricados por montones esperando su reutilización.
Introduciendome en este juego lógico de la eventualidad, tropesé con 10 corazas plásticas de artefactos descompuestos, que al parecer en algún momento pertenecieron a modernas batidoras distribuidas por grandes tiendas comerciales y por su desperfecto, lo más sensillo y barato era eliminarlas por medio de la recolección de la basura.
Pensé en maceteros, pero me desidí por acoplarlas en forma lineal ofreciendome el efecto de flexibilidad, experimentado anteriormente con el acero y el aluminio.

Esta torre de plástico se estacionó en un rincón del taller durante dos semanas, probando variadas pantallas. Lo curioso es que el evento de ver ingresar por la puerta del taller a alguien con la rejilla metálica de un ventilador e instintivamente dejarla descanzar sobre la torre y observar que sus partes y piezas conjugaban en armonía.

Si esto no fue mágico ¿qué es?.

Obtenida la forma de la lámpara, bastó fijar el porta bombilla y extender el cable alimentador con su interruptor y enchufe.

Para reflectar la luz se efectuo un tejido con varillas de 1 cm. extraídos de bidones plásticos contenedores de aceite comestible.

Un acto perfecto para constelar el universo eventual.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

hola, entre de casualidad en tu blogs y me quedè asombrada de las cosas hermosas, perfectas y ùnicas que vi, te felicito, sos muy creativo/va, tenes unas manos increibles para crear y una cabeza prodigiosa.

Anónimo dijo...

te dejo mi email por cualquier cosa
luvaco@yahoo.com